La característica principal de los juegos olímpicos es la velocidad. El deportista mas rápido en llegar a la meta tendrá el derecho de llevarse la medalla de oro o de plata. Básicamente corren por el oro y la plata.
Este deporte me ha llevado a pensar que a la vida cristiana existen los llamados cristianos olímpicos. Es decir corren y están en la vida cristiana solo por el oro y la plata.
Según las estadísticas bíblicas de cada 10 personas que reciben una bendición de Dios o un milagro, solo uno regresa para agradecerle y permanece.
¿Donde encontramos esa estadística?
En el libro de Lucas 17: 11 - 19, nos muestra que hay diez leprosos que son sanados por Jesús, pero solo uno regresa para agradecer. Y Jesús se pregunta: ¿No eran diez que fueron sanados? ¿Donde están los otros 9?
Por lo general las personas llegamos a ser cristianos por una necesidad. Cuando estamos enfermos, cuando nos encontrábamos solos, deprimidos, tristes, con problemas económicos, problemas conyugales, etc.
Aparentemente es un denominador común: Buscar a Dios solo cuando necesitamos algo.
Pero el problema no es eso, sino el problema es cuando luego de obtener lo que queremos ni siquiera agradecemos por ello y nos olvidamos de Dios. Luego que nuestros problemas son solucionados ya no leemos la biblia, ya no oramos, ya no nos congregamos, ya no participamos en las actividades de la iglesia y nos convertimos en cristianos olímpicos, es decir que solo queremos ganar el oro y la plata y ya no más. Cuando deberíamos procurar que nuestra vida sea de constante agradecimiento por lo que Dios hizo en nuestra vida, sin embargo no es así. En otras palabras solo buscamos a Dios por el oro y la plata. Queremos solo sus bendiciones y no asumir las responsabilidades.
No seas un cristiano olímpico. No seas mas del montón.
Te animo a ser como muchos buenos cristianos que hay en la sociedad, y si no te haz encontrado con uno de ellos, entonces sé el primero.
