En cierta ocasión José y María llevaron a Jesús -siendo muy pequeño - al templo para presentarlo y [en el templo] se encontraron con un hombre llamado Simeón.
Éste hombre había recibido la PROMESA, de parte de Dios, de que no iba a morir sin antes ver a Jesucristo. Él era un hombre justo, devoto y esperaba con mucha ESPERANZA el cumplimiento de la promesa.
La biblia no nos dice cuánto tiempo espero, pero no creo que hayan sido pocos años.
Una mañana, como cualquiera, va al templo y se encuentra con Jesús y sus padres; y al verlos, toma en sus brazos a Jesús y dice:
Ahora puedo morir en paz, porque mis ojos han visto al salvador.
[Lucas 2:29-30]
Simeón luego de ver a Jesús pensó que ya no necesitaba más que hacer en esta vida y que ahora si puede morirse en Paz. Quizás solo esperaba ver la última promesa hecha por Dios para morirse, y esa mañana logró verlo.
Al señalar que Simeón era un hombre justo y devoto habla de su constancia, su permanencia y su amor a Dios. Que nada le hizo desistir y declinar en su vida hasta ver el cumplimiento de la promesa, aún a pesar que la promesa demoró.
¿Tenemos alguna promesa de parte de Dios que aún no hemos visto cumplirse?
Entonces no hay que desmayar, sino que debemos persistir y esperar con ESPERANZA que lo veremos. Que también podamos tener una vida justa y devota, como Siméon, hasta ver la promesa cumplida.
Y si aún no tienes una promesa de parte de Dios, entonces te animo poder ir a la biblia y en ella hay muchas promesas que solo están esperando por ti para que las encuentres.
Pienso que morir, luego de ver que las promesas de Dios se cumplan en nuestra vida, es lo que debemos anhelar y no debemos desmayar, desanimarnos o retroceder, porque en su tiempo se cumplirá.
Que Dios nos ayude a poder decir, como Simeón, algún día:
Ahora puedo morir en Paz.
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