En cierta ocasión un joven millonario fue donde Jesús y poniéndose de rodillas le preguntó:
- Qué puedo hacer para ser eternamente feliz.
Luego de un diálogo Jesús mirándolo con amor le dijo:
- Vende todo lo que tienes, entrégalo a los pobres y sígueme.
Pero el joven rico se desanimó porque tenía mucha riqueza, se fue triste y no le siguió.
En la historia vemos la preocupación que tiene el joven de querer saber qué es lo que le faltaba. Muestra a Jesús todo su currículum de vida y Jesús en algún sentido le felicita, le ama dice el texto, y luego al revisar bien le dice: Una cosa te falta, vende todo lo que tienes, dale a los pobres y sígueme.
El joven se entristeció porque lo que le estaba pidiendo era difícil para él.
Me gusta la actitud que tiene el joven rico.
Dice que busca a Jesús y ARRODILLÁNDOSE le pregunta qué le falta.
Es la actitud que nosotros debemos tener.
La actitud de querer mejorar, de querer saber qué es lo que nos falta para ser una mejor persona, un mejor cristiano y querer saber si lo que estamos haciendo está bien o mal. Y eso solo lo sabremos si vamos de rodillas ante él.
En el camino de agradar a Dios, él nos va a pedir que dejemos algo (las diversiones, hábitos, los amig@s, etc.) si queremos ser llamados verdaderos cristianos. Cosas que para nosotros puede ser difícil. A veces la sociedad tanto se ha corrompido y uno piensa que es normal y que no es nada de malo.
Pero, ¡Cómo puede ser!, ¡si todos lo hacen! – nos vamos a preguntar.
Pero cuando le preguntamos a Dios, él nos va a decir que no le agrada y tenemos que dejarlo [venderlo y seguirlo] porque está impidiendo que nuestra relación con él crezca.
¿Qué es aquello que impide que nuestra relación con Dios mejore?
Algo que aprendí es que si nos demoramos en obedecer a Dios, más se demora en cumplir la promesa y los deseos que Dios tiene para nosotros.
Qué tanto estamos dispuestos a dejar, será el detonador para saber qué tanto estamos dispuesto a llegar y alcanzar.
1 ago 2018
#086 El joven rico (Qué me falta para ser mejor)
agosto 01, 2018
Anécdotas de Jesús