17 nov 2014

Cuida Tu Corazón



























Era el día de la boda de Ana. Este era el día con que tanto había soñado. La diminuta y pintoresca iglesia estaba llena de amigos y familiares. Ana desfiló por el pasillo de la iglesia hasta encontrarse con Andres, el gozo que experimentaba era obvio, este era el momento que había esperado por tanto tiempo. Andres tomó gentilmente su mano y ambos se colocaron frente al altar.
Pero cuando el ministro les pidió a Ana y a Andres que se expresaran mutuamente los votos de compromiso matrimonial, algo inesperado ocurrió. Una hermosa joven en medio de la congregación, camino hacia el altar y tomo la otra mano de Andres, otra joven se acerco y se paró al lado de la primera, seguida por otra joven más. Pronto había seis bellas jóvenes de pie al lado de Andres, mientras este le expresa sus votos a Ana.
Los labios de Ana comenzaron a temblar, mientras sus ojos se inundaban con lágrimas.
- ¿Qué chiste es este?- le susurró Ana a Andres.
- Lo… lo siento mucho, Ana- dijo el sin levantar la vista.
- Andres ¿Quiénes son estas chicas? ¿Qué esta sucediendo? – dijo ella con voz entrecortada.
- Son chicas de mi pasado- respondió él con tristeza. Ana… ellas no significan nada para mí…pero la realidad es que a cada una le he entregado parte de mi corazón.
- Pero yo pensé que tu corazón me pertenecía solo a mí- dijo ella.
- Así es, así es- dijo él entre ruegos. Todo lo que te queda, te pertenece.
Una lágrima rodó por la mejilla de Ana. Y entonces, despertó.

Ana al despertar pensó: Me sentí tan engañada. Pero después me invadió este sucio pensamiento:
¿Cuántos hombres podrían pararse a mi lado el día de la boda? ¿En cuantas ocasiones entregué mi corazón en relaciones a corto plazo y sin propósito?
¿Habrá quedado algo para ofrecerle a mi esposo?

Actividad:
Pregúntale a Dios la misión que se te ha encomendado, el llamado que tienes y lucha por ella sin mas preocupación.
No puedes perder el tiempo desgastándote en aventurillas peligrosas cuando tu persona necesita tanta superación.
Te enamoraras, casarás y vivirás justo de la persona que mereces, según los méritos que hagas ahora.

En caso que ya cometiste algunos "errores" te animo que como David puedas decirle al a tu padre Dios: 


Crea en mí, oh Dios, un CORAZÓN LIMPIO, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Salmos 51:10