12 nov 2016

#069 Dos formas de maravillar a Dios









En el capítulo 59 de Isaías el profeta nos hace una descripción de cómo la misericordia de Dios se mantiene ante tanta maldad del hombre. 
Nos muestra que el propósito que tiene la iniquidad, la maldad y el pecado sólo es que nos separemos de Dios, se forme una barrera y nos divida de Dios. 

Nos narra una situación pasada, presente y futura de nuestra sociedad: 
Labios que pronuncian mentiras, no hay nadie que juzgue de manera cierto o con la verdad, que se confía en vanidades y una prisa por querer hacer lo malo. El aborto convertido en un negocio y hombres que no conocen la paz y la tranquilidad, que  sólo viven preocupados y en conflictos. 
Llega a ver tanta maldad en la sociedad que hasta a quienes se alejan de lo malo son puesto a prisiones.. 
Pero la cereza del pastel, ante tanta maldad, es que el hombre llega a alejarse de Dios.  
Pero lo que me llama más la atención es cuando el escritor dice en el verso 16:
Y vio (Dios) que no había hombre, y se MARAVILLÓ que no hubiera quien se interpusiese; 
En otra versión dice: 
Vio que no había nadie, y se asombró o MARAVILLO de que no hubiera quien INTERCEDIERA.

Unas frases dicen: 
La oscuridad es producto de la ausencia de la luz. 
Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada.

Uno de los errores que podamos cometer como cristianos es que sólo seamos espectadores de lo malo. Ver como la maldad abunde en sus diferentes facetas y que nosotros no hagamos nada ante ello.
Y el peor error que muchas veces cometemos es que a veces ni siquiera nos damos tiempo para clamar y/o interceder a Dios por nuestra sociedad. 

Sólo tenemos dos formas de que Dios se asombre de nosotros.
Siendo tan obediente a sus mandamientos y que diga: 
He aquí un hombre conforme a mi corazón. 
Oh diga: 
Cómo me asombro que el no hague nada ante tanta maldad y ni siquiera ore o clama a mí.

Buen día con tod@s y a seguir luchando, con la ayuda de Dios, palmo a palmo con nuestras debilidades y con tanta maldad.