Parecía ser una mañana tranquila. El ejército de estados unidos descansaba, como cualquier otro domingo. Cerca de las 8:00 de la mañana muchos aviones japoneses empezaron a volar por el cielo y minutos después empezaron a bombardear. En pocos minutos toda la base de Pearl Harbor quedó destruido.
El ataque japonés conmocionó profundamente al pueblo estadounidense y, dicho ataque, llevó - a los estados unidos - directamente a la segunda guerra mundial.
Desde el siguiente día el ejército de los estados unidos empezó a prepararse y un capitán empezó a entrenar soldados, casi suicidas, para que fueran a atacar las principales bases de los japoneses.
Mientras el capitán observa el entrenamiento le dice a un general:
- Perderemos la batalla, pero ganaremos la guerra. ¿Sabes cómo lo sé?
Y mirando a dos soldados amigos menciona:
- Por ese par. Son únicos. Nada iguala a la fuerza del corazón de un VOLUNTARIO.
Mientras Jesús caminaba junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos que estaban pescando: Simón y Andrés.
Viéndoles les dijo:
_Venid en pos de mí, y os haré pesadores de hombres._
_Y ellos, dejando al instante todo, le siguieron._
Así como Simón y Andrés, Jesús eligió a muchas personas para que estén con él, trabajen para él y vivan por él. Todos le siguieron de manera VOLUNTARIA.
Aún a aquellos que querían seguirle les dijo: Yo no tengo donde dormir, así que no lleven muchas cosas para el viaje. Si me siguen no les prometo que les va ir bien. Más por el contrario si me siguen van a ser aborrecidos. Es el precio que tienen que pagar si quieren ser pescadores de Hombres.
Dios quiere que le sigamos y amemos de manera voluntaria. No obliga a nadie y tampoco debemos obligar a nadie a ser cristiano. Él quiere que le amemos de manera genuina y desinteresada, porque conoce que nada iguala al amor del corazón de un VOLUNTARIO.
Quizás perderemos algunas batallas con el pecado mientras estamos con vida, pero sabe que finalmente, con la ayuda de él, ganaremos la guerra si persistimos a su lado.