Hay dos motivos por los cuales las lágrimas ruedan por sus mejillas.
Cuando uno tiene tristeza, dolor, o simplemente y para generalizar cuando está en una crisis.
Cuantos alguna vez no han llorado por un golpe, por una mala noticia, por un maltrato, cuando han tenido que despedirse de un hijo o cuando han tenido un familiar un ser querido muy enfermo o en el peor de los casos cuando un ser querido ha muerto. Seguramente en este mañana todos en algún momento se ha encontrado en alguna de estas situaciones y que las lágrimas han caído por sus mejillas.
Pero el problema no es tanto cuando las lágrimas caen por nuestras mejillas. Sino cuando somos los que ocasionan que lágrimas caen por las mejillas de alguna otra persona. Ser el responsable de ello es muy peligroso. Solo para resumirlo. Cuantos hombres el día de hoy lo pasan mal y no reciben el trato que esperan por parte de sus parejas por causa de que alguna vez le hicieron llorar a sus parejas o viceversa. Ha veces es bien difícil tratar bien a la persona que alguna vez te hizo llorar. Pero ahí se inicia otro problema peor. Al final la que alguna vez fue la víctima sigue pudriéndose por causa del rencor y el dolor que sigue llevándolo por muchos años. Esperemos que esto no sea el caso de nadie de aquí, y que no carguen con ese dolor por varios años. Nadie tiene el derecho de hacer llorar a otra persona, pero tampoco nadie tiene la obligación de seguir cargando con ese dolor por muchos años. Porque lo único que va a ocasionar será infelicidad a quien lo está llevando.
El otro motivo por el cual las lágrimas pueden caer por nuestras mejillas es por felicidad, alegría y gozo.
Esto es más difícil hacerlo. Quizás esto se puede ver más cuando uno va a encontrarse con alguien después de mucho tiempo, cuando uno va a tener un hij@, cuando uno recibe una buena noticia, cuando uno ve que sus sueños se van cumpliendo, cuando recibe una sorpresa o cuando uno recibe algo que nunca pensaba en recibir. Las sorpresas de cumpleaños son los más comunes. Cuando el hombre le sorprende con unos mariachis a la mujer por su cumpleaños. Eso sí que es una gran sorpresa que hace llorar.
Y ha diferencia con el primero, el responsable de que caiga las lágrimas de alguien como consecuencia de una alegría o de una sorpresa definitivamente la tiene la vida fácil. Toda su vida es camino de bien y no de mal.
Pero tanto el uno como el otro, llorar de alegría o por dolor, solo cobra significado y tiene mucha importancia cuando una persona muy cercana y querida lo ocasiona o lo provoca.
Pero el tema que les traigo en esta mañana no se trata de las lágrimas que ruedan por nuestras mejillas sino de las lágrimas que caen por las mejillas de nuestro Dios.
En esta mañana quiero llevarles a un viaje al corazón de Dios y saber qué es lo que puede hacer que las lágrimas rueden por sus mejillas. Porque nuestro Dios, damas y caballeros también llora. Llora como nosotros por alegría y también por tristeza. Y como les dije las lágrimas cobran significado dependiendo de quién lo provoque u ocasione.
Debemos saber en primer lugar que nuestro señor Jesucristo tuvo a su lado a sus 12, a sus 3 y a su Uno. Cada uno de ellos se diferencian uno del otro por el grado de confianza o grado de amistada. De una multitud de personas que estuvieron a su lado y le seguían el prefirió elegir sólo a 12 discípulos, dentro de sus 12 discípulos, eligió a 3 de ellos para mostrarles otras cosas, como por ejemplo la transfiguración y la resurrección de la hija de Jairo, dentro de esos tres discípulos hubo uno de quien conocemos que era el discípulo amado. Juan, quien se recostó al lado de Jesús, y quien le preguntó: Señor, quién es el quien te va a entregar?, a quien Jesus le había encomendado que le cuidase a su madre y a quien se revelaría todo el apocalipsis.
Podemos notar con esta ilustración Jesús no ha todos le habría su corazón de la misma manera. Pienso que esto se debe al grado de amistad y confianza que él tenía con las personas. No estoy diciendo que nuestro señor Jesucristo estaría haciendo excepción de personas, sino que creo que más depende de la disposición que las personas tenían hacia él. Quizás él podía ver el desinterés de ellos por seguirle y el deseo que tenían de estar a su lado.
Pero es más curioso que a parte de ellos, aparte de sus doce discípulos, Jesús tuviera otros amigos muy íntimos y que no eran necesariamente sus familiares. Estoy hablando de marta, maría y lázaro.
Me atrevo a decir que eran amigos íntimos porque en el versículo 5 del capítulo 11 dice: Y amaba Jesús a Marta, María y Lázaro. La gente podía saber, podía ver el amor que Jesús tenía a esa familia.
Si hay algo que nos permite conocer cuánto amamos a alguien, pienso que esto es el tiempo. Dime cuanto tiempo deseas estar con alguien y te diré cuanto lo amas. Pienso que alguien solo se atrevería a decir que tal persona ama a la otra cuando le ven juntos, cuando se preocupa por el, pregunta por él, y simplemente desea estar con ellos.
La biblia nos permite ver uno de esos casos. Dice Lucas 10:38 que en cierta ocasión Jesús iba de camino y pasaba por la aldea donde estaba la casa de Marta, María y Lázaro. Y marta le recibió en su casa. Tal parece que esta fue la primera vez que Jesús se encontraba con esa familia. Y pienso que no fue la última vez. Seguramente Jesús les visitaba siempre que estaba cerca de esa aldea, se quedaba a descansar en su casa y formaron una bonita amistad con ellos.
Y es que a veces pienso que Dios te pone esos amigos que no necesariamente pueden ser aquellos que están más cercas de ti. Yo tengo uno de esos amigos. Víctor Allpas. Es una persona a quien respeto mucho y siempre que conversamos le digo. A ti solo te falta recibir a Jesucristo en tu corazón, bautizarte y asistir a la iglesia para ser cristiano. Es una persona muy recta y a quien le abría mi corazón de una manera distinta. Muchas veces el me corrigió en mi forma de hablar y de actuar. Él sabe cosas que ningún joven aquí conoce. Esto no significa que no tengo personas de confianza aquí. Pero creo que Dios le puso en mi camino como para entender la historia que acabamos de leer. Con mi amigo hablamos de todo, le contaba de todo… hasta que un día me preguntó y como va mi corazón. Entonces a partir de ese día dejó de ser mi amigo.
Bueno también con él hable de la parte sentimental de mi vida y aquí cierro con mi testimonio.
Y es por eso que creo que Jesús tuvo a Lázaro, marta y maría con quienes compartía otras cosas más que no lo hacía con sus discípulos. Quizás a Jesús le gustaba estar con ellos porque ellos no le pedían que hiciera milagros. Solo querían escucharle hablar. Hablar como fue su niñez, como se llevaba con sus hermanos, como era su reino, como era el paraíso, como son los ángeles. Los milagros que hacía. Como le insultaban. Como querían matarle. Solo querían escucharle. Ellos no le pedían nada. Era una amistad incondicional.
Lázaro había enfermado y sin embargo sus hermanas, marta y maría, quienes conocían muy bien a Jesús, sólo enviaron a llamar a Jesús.
Muchas veces cuando pasamos por una crisis, sólo deseamos que el pastor o algún líder ore por nosotros, que sólo ellos ayunen y que sólo ellos busquen a Dios.
Esa actitud hace que cuando la crisis llega a ser "complicado" y aparentemente ya no hay remedio, entonces nos lleva a pensar que Dios ya no puede hacer nada por nosotros.
Marta y María dijeron a Jesús: Si hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto. Ellas sabían que Jesús hacía milagros, pero no fueron a buscarlo personalmente y luego perdieron la fe.
Jesús no lloró por la muerte de lázaro, porque el sabía que le iba a resucitar, sino que las lágrimas cayeron por su mejilla porque las personas que alguna vez creyeron en él y eran sus amigos, ante una crisis dejaron de buscarlo y pensaron que Jesús ya no podía hacer nada.
No permitas que las lagrimas rueden por el rostro de Dios cuando vea que dejaste de buscarle y dejaste de creer en él.
Haz que las únicas lágrimas que salgan de sus ojos sean por la alegría de verte cada día delante de su presencia y buscándole permanentemente.
Publicado el 29 de octubre del 2013.
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