8 feb 2016

#048 Construyendo una historia de amor cada día


Por lo general los varones estamos catalogados como aquellos que perdemos el romanticismo luego de lograr que alguien sea nuestra enamorada, novia y por lo general luego de estar casados.
¿Pero porqué se concluye así?. "Simplemente" porque el hombre olvida ciertos detalles que hacia antes de que ella diga el SÍ te acepto, pero sobre todo porque "dicen" que nos olvidamos las fechas importantes.

Y es que en algún sentido - dicen los expertos - que recordar las fechas importantes de algún acontecimiento es síntoma de un verdadero interés y se tiene la seguridad de que un amor puede ser genuino. Además - siguen diciendo los expertos - que cuando un interés es genuino y verdadero hacia alguien, existe una preocupación mutua de crear una historia de amor. Una historia de amor por lo general incluye tener que recordar el día y el lugar donde se conocieron, se dieron el primer abrazo, el primer beso, etc. Y que esa historia tenga una canción, ya hace que esa historia sea ideal - dicen los expertos.

Si bien este análisis no puede ser certero, sin embargo - sin temor a equivocarme - todos quieren tener una bonita historia de amor. Algo que lo pueden contar en una reunión, en el día de la boda o por las redes sociales. La pregunta del millón es: ¿También tenemos el mismo interés con Dios.? ¿Estamos formando una historia de amor con él?

¿Podemos recordar cuando empezó nuestra relación con él?, ¿Cuándo le aceptamos en nuestro corazón?, ¿Somos capaces de escribirle algo y no simplemente orar de manera verbal?.  


Y si bien muchos podemos recordar lo que Dios hizo, sin embargo en la vida cristiana se exige más.
En la vida cristiana no se vive de recuerdos. Los recuerdos solo nos sirven para agradecer de donde nos sacó Dios y para ver cómo vamos evolucionando. 


La vida cristiana debe crecer diariamente.
Nuestra historia con Dios se vive cada día y se debe construir cada día.


David, Moisés, José, Daniel, Pedro, Pablo, etc. tuvieron una historia con Dios y eso debemos emular. 


No olvidando que nuestra historia con Dios de ahora, será nuestro testimonio de algún día.