En el capítulo 16 de ezequiel dice:
15: Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.
19: Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor.
22: Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre.
42: Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojarás más.
Esta palabra es para quienes regresan a una vida mundana, luego que Dios les ha limpiado, les ha dado sanidad, provisión y santidad.
Lo triste que ocurre muchas veces en la vida de un cristiano es que en el camino ignoramos a Dios, y se nos olvida el servicio que le debemos dar en agradecimiento por su salvación.
Pero lo peor es cuando siendo “cristianos” convertimos las cosas de Dios en ALGO COMÚN.
Cuando perdemos la pasión de leer la palabra de Dios y solo lo leemos como un libro más. Cuando dejamos de hacer nuestras devocionales diarios y sólo abrimos cuando llega el día de “culto”.
Cuando perdemos pasión al cantar y sólo lo hacemos por que sabemos cantar y/o tocar el instrumento.
Cuando oramos sólo cuando estamos en crisis y olvidamos que la oración es UNA RELACION CON DIOS.
En fin cuando las cosas de Dios ya no nos asombran, no nos atrae y no nos apasiona entonces es cuando estamos haciendo que las COSAS DE DIOS SEAN ALGO COMUN.
Cuando ocurre eso dice el señor que llegará el día en que su ira caerá sobre tal hombre y que su celo se apartará. El celo es el temor de Dios. El día cuando el pecar es normal, cuando hacer lo bueno ya no nos atrae. Entonces es cuando ese día el celo de Dios se va apartando de nuestra vida. Dios tiene un límite en su trato con el hombre. Él busca todas las formas posibles para que el hombre se relacione con él y lo ame. Pero cuando el endurecimiento y la rebeldía del hombre es demasiado entonces es cuando llega el momento donde que Dios no le insistirá más y le dejará que hague su vida. Y descansará y no le enojará más. Cuando llega ese momento es cuando los “HIJOS DE DIOS” se convierten “HIJOS DEL DIABLO” porque escrito está dice el señor: Ustedes son hijo del Diablo y quieren hacer los deseos de su padre … Lucas 8:44.